KOR'SIA «ИГРА //IGRA»

Es como si Antonio de Rosa y Mattia Russo, directores artísticos de Kor’sia, hubiesen hecho Nijinsky/Jeux (2018), su muy libre versión de Jeux (1913), tomándose las libertades que en su momento Nijinsky, como coreógrafo, y el empresario Diaghilev, impulsor de Los Ballets Rusos, no pudieron. Y no es que se crean mejores que Nijinsky. Lo que pasa es que gozan de la ventaja de vivir y crear en nuestro tiempo. No cien años atrás, cuando parecía ilícito hablar en danza de ciertas cosas que obviamente los autores querían pero no podían.

Kor’sia se va definiendo como una agrupación a la que le gusta hurgar, mirar, revisar y analizar el pasado de la danza para revestirlo de presente. Se sienten guiados por dos pensamientos ajenos y complementarios. Por un lado, el de Paul Valery cuando aseguraba que “no hay poemas terminados, solamente hay poemas abandonados” y por otro, el concepto de “archivo” del teórico André Lepecki, que da valor a retomar una obra del pasado como presente. Así lo han demostrado en su sorprendente y actual revisión de un clásico como Giselle, y lo siguen haciendo dando continuidad a su notable fascinación por Nijinsky y su tiempo en Nijinsky/Nijinska, la obra que estrenarán esta temporada en Condeduque.

Ya habían versionado La siesta del fauno, en su creación Somiglianza, y se habían interesado por Jeux, la coreografía menos conocida del bailarín ruso, en aquel encargo realizado para el hoy desaparecido Ballet Víctor Ullate, de Madrid.  Sintiendo ahora la necesidad de ahondar aún más y desvelar nuevas aristas de la misma investigación crean Nijinsky/Nijinska. No se trata de reinventar la obra del coreógrafo ni tampoco contar su vida. Su investigación se afinca en el artista y su contexto, en la moral de doble rasero de una época, de un momento clave y muy relevante del siglo pasado, en el que casi disimuladamente una élite intelectual librepensadora europea allanaba el camino de una revolución artística, social y sexual.

En su nueva obra, Kor’sia aborda y redimensiona no solo a Nijinsky sino también a Nijinska. Se acerca a los dos hermanos rusos desde sus verdaderas motivaciones, desplegadas en escena a partir de la sensibilidad de nuestro tiempo y no desde las [restrictivas] maneras que a ellos les tocó vivir. El tándem Rosa/Russo juega con la idea de la muy probable relación que ambos tuvieron con el elitista grupo de Bloomsbury, cuyos integrantes fueron artistas y pensadores que comenzaban a abogar por libertades de pensamiento, de opción sexual y de vida, entonces reprimidas por una sociedad conservadora, machista, patriarcal y heteronormativa.