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Teresa, componente del Proyecto Rendija

Perspectivas

Arte

El ruido de las gotas de lluvia contra el vidrio de las ventanas fue lo que hizo que mirara hacia aquel lugar.


La piedra de los muros le resultaba desconocida, y eran tan extensos que le recordaban a un gran tapiz. Uno de esos antiguos, que parecen hundirse en la tierra por su peso.
A medida que avanzaba por la calle, escuchó cómo sus pisadas respondían al eco del agua que golpeaba las ventanas.
No sabía dónde comenzaba la extraña melodía, si en el retumbar de las suelas de sus zapatos sobre la acera, en las gotas de lluvia, en el cristal o en el eco que respondía desde donde fuera que diera la ventana.

Ventanas... "Curioso", pensó.

Nunca había atribuído nada especial a una ventana, pero de pronto pudo verla.
La vio solitaria, insignificante en medio de las inmensas paredes. La vio como una rendija, un portal.
Le pareció más misteriosa que una puerta, menos obvia.
En el reflejo de la ventana vio coches pasar, aparcar, irse; personas caminar presurosas para evitar la lluvia; persianas bajarse y subirse; cómo se iluminaban las farolas y la luz del día se atenuaba...

Despertando de la hipnosis que puede producir el reflejo de lo que tienes detrás frente a ti, descubrió que desde esa misma posición podías ver el interior del edificio, y si te esforzabas, el afuera y el dentro se superponían en esa misma superficie.

Ventanas... "Curioso", pensó.

 

Para más información, visita: https://www.desmusea.com/rendija.