HISTORIA DEL EDIFICIO

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    Felipe V, primer rey de la casa de Borbón de España, inicia, a finales de 1717, las obras de construcción de un gran edificio para Real Cuartel de Guardias de Corps, el cuerpo militar de élite que custodiaba a los reyes, conocido tanto por su valor como por la riqueza y vistosidad de sus uniformes. Felipe V encargó la traza del edificio al arquitecto madrileño Pedro de Ribera, “para el alojamiento de 600 guardias y 400 caballos”.

    El edificio está considerado como el último gran ejemplo de la arquitectura madrileña antes de la introducción del estilo italiano a partir de las obras del nuevo Palacio Real (1738-1755). Pedro de Ribera proyecta un gran edificio con planta rectangular, con el objetivo de armonizar funcionalidad y belleza. Durante mucho tiempo es el edificio más grande de la capital, con más de 25.000 m² de superficie, 228 metros de línea de fachada, una importante portada barroca labrada en piedra, una gran plaza central, dos patios laterales y amplísimos espacios destinados a caballerías. El Real Cuartel de Guardias de Corps está prácticamente concluido en 1730.

    Durante el XIX es academia militar, observatorio astronómico y parte del sistema de comunicaciones de telégrafo óptico: la torre de telegrafía era la número 1 de la Línea de Castilla, que comunicaba Madrid con Irún. Sin embargo, un devastador incendio en 1869 cambia la historia del Cuartel: destruye los pisos superiores, casi hace desaparecer la torre situada en la fachada oeste (utilizada previamente como prisión) y marca la decadencia del edificio.

    En 1969, Conde Duque experimenta dos de los principales cambios de sus casi dos siglos y medio de existencia: de propietario y de uso. Se aprueba el convenio entre el Ayuntamiento y la Junta Central del Acuartelamiento para la adquisición de la finca denominada “Cuartel de Conde Duque”. Deja de tener uso militar y comienza a ser rehabilitado con fines culturales por el Ayuntamiento de Madrid, bajo la dirección del arquitecto Julio Cano Lasso.

    En 1975 existe un plan para derribarlo, pero su declaración como Monumento Histórico-Artístico en 1976 lo evita. En 1983, Conde Duque se convierte en centro cultural, dependiente del Ayuntamiento de Madrid.

    Con la rehabilitación integral, a través del Plan Director formalizado en el 2005 y culminado en 2011, se restauran las fachadas exteriores e interiores, recuperando la fábrica de ladrillo visto, el rasgado original de los vanos y las alturas primitivas, allí donde habían desaparecido.