Kinga Glyk

Una generación diferente de músicos polacos está mostrando sus avales en los últimos años para asombro de todos. Son el resultado del cruce inevitable, y sin duda fecundo, entre la música desarrollada en su país desde los años 70, el modelo tradicional estadounidense y las referencias rítmicas aprendidas de otras culturas contemporáneas. Una de estas artistas es la bajista Kinga Glyk, de tan solo veinte años de edad, si bien, desde los doce, también tiene documentado trabajo formando en el grupo familiar integrado por su padre, Irek Glyk, vibrafonista, y su hermano Patrick, baterista.

La música de Kinga es jazz de ahora mismo, conectado con el interés por todas las expresiones populares iniciadas por músicos como Jaco Pastorius o Stan Clarke. Y hay, además, un plus de rítmica funk que Kinga resuelve con empeño modernizador. Buenos músicos arman la estructura de su nuevo proyecto, cuya manifestación fonográfica -la tercera en su carrera- se publicaba el pasado año en una multinacional. El disco se llama Dream, y contiene un muestrario muy vistoso de la variada propuesta que es capaz de desarrollar esta intérprete. Examinando el temario, hay en "Teen town" referencias inevitables a Jaco Pastorius, héroe de cuanto bajista ha surgido en el último cuarto de siglo. Y también a la creación del guitarrista Eric Clapton, a través de la versión que Kinga realiza de su estándar "Tears on heaven2. El resto es creación de la propia bajista. Composiciones repletas de ritmo, unas veces; entregadas a la reflexión, otras, y puede que lo más interesante sea la sugestiva y diversificada oferta melódica que elabora, partiendo de muy diferentes ideas, aunque arregladas siempre de una forma rabiosamente actual.